Etapa 7, Lédigos – León


En lo referente a los promedios de velocidad y kilometraje que indico arriba, he de aclarar que pueden variar mucho según los factores, y en esta etapa en concreto, yo tuve un fortísimo viento de cara, lo que me dificultaba bastante el avance, haciéndose casi insoportable, por lo que deduzco que esta misma etapa sin viento puede cambiar mucho en velocidad y distancia.

A la salida de Ledigos cruzamos la carretera y continuamos por caminos paralelos a la misma hasta alcanzar Terradillos de los Templarios y de aquí a Moratinos donde podremos observar unas curiosas casas (o bodegas?) bajo unos montículos de tierra.

Ya dentro de la población de Moratinos, podremos observar un curioso bar instalado con aires orientales, donde se nos ofrece té y otros productos.

A partir de San Nicolás, último pueblo de la provincia de Palencia, la ruta vuelve a serpentear nuevamente para cruzar la N-120 justo en el límite provincial con León. Un pequeño rodeo, que nos hará disfrutar de la tranquilidad que ofrece la ermita de la Virgen del Puente, nos situará frente a una pista que conduce directamente a la villa de Sahagún.

Salimos de Sahagún por el puente del Canto sobre el río Cea a través de unas choperas y por un camino cercano a la carretera nos dirigimos a una bifurcación del camino, donde la elección en nuestro caso (bicicletas) ha de ser muy clara, el Real Camino Francés, la otra variante que se nos ofrece la vía trajana llena de adoquines, no es aconsejable ni para las bicicletas, ni para nuestras posaderas, ni para nuestros brazos.

La elección del Camino Francés no es motivo de entusiasmo, ya que circularemos por largos y monótonos tramos de camino con arbolitos a la izquierda (que según tengo entendido fueron plantados erróneamente ya que dan sombra a la carretera y no a los peregrinos), pero como ya he dicho antes es preferible a los adoquines. En este tramo es aconsejable circular por la carretera no por nuestra comodidad, sino para no molestar a los peregrinos que van a píe, ya que el asfalto va paralelo a la tierra y no tiene sentido hacer apartarse a la gente a nuestro paso por un camino mas bien estrecho.

Por esté interminable camino con arbolitos que no dan sombra y asfalto, llegamos a el Burgo Ranero, después de 18 km. y continuamos en iguales características 19 km. más para después de pasar Reliegos, llegar a Mansilla de las Mulas donde se juntan las dos variantes, la que nosotros seguíamos y la de la vía trajana, siendo ya el camino uno.

Se sale de Mansilla por un antiguo puente de piedra y tomamos una pista agrícola que discurre al margen de la carretera y llegamos a Villamoros de Mansilla. Desde Aquí a Puente de Villarente donde cerca de carreteras con mucho tráfico, gasolineras y otros servicios ya intuimos la cercanía de la capital.

Nos estamos aproximando a León, pasamos sin mucho que ver por Arcahueja, Valdelafuente, Puente Castro y finalmente tras una bajada prolongada junto a una autovía llegamos a León, donde nos espera el desconcierto y la falta de señalización, las flechas amarillas brillan por su ausencia, tanto a la entrada como a la salida. Parece ser que el camino está indicado por unas señales de bronce con forma de vieira que están en el suelo y que se mimetizan con el asfalto y son imposibles de seguir desde la bicicleta.

León es una ciudad preciosa, su catedral una maravilla y el barrio del húmedo para que decir, pero la señalización del camino de Santiago deja mucho que desear, menos mal que los lugareños se ofrecen gustosamente a indicarte la ruta.

Ya en nuestro destino, en el albergue de las Monjas Carbajalas, nos darán albergue gratuito (la voluntad), misa del peregrino y desayuno gratis.


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